viernes, 26 de julio de 2013

Breve apunte sobre en qué consiste ser hombre



Hay muchas aproximaciones al hombre, al ser hombre. Pero la mayoría, a lo único a lo que se aproximan es a su destrucción. El hombre no puede ser solamente un animal cuyo rasgo diferencial sea el mero hecho de pertenecer a la especie Homo sapiens. Tampoco puede ser una unidad individual dotada de un tipo de racionalidad capaz de gestionar calculadamente el medio entorno en el que está inserto. El hombre no es, tal y como sostiene la Psicología, una unidad de conducta...

Aristóteles definió, mejor que nadie, en qué consiste ser hombre. En su Política se defiende que el hombre, por naturaleza, es animal y, además, político. Y es ese "y además", lo que se ha escamoteado en nuestro tiempo... Por eso, vivimos en un mundo de la vida donde no hay hombres.

Lo político de la condición humana es similar a lo social de la condición de los animales; lo político de Aristóteles no es el "politiqueo" sino el estar con los hombres como un hombre. El vivir según una naturaleza que es única y exclusiva de un ser que es animal y, además, político. La condición humana implica un doble modo de ser irreductible en el que se juega el ser hombre. 

Ser hombre implica la condición de ser animal y además político, dándose una tensión entre la animalidad y lo político. Una tensión que se da como sobrepasamiento y no como una determinación de lo político sobre lo animal. Debido a este sobrepasamiento, no podemos concebir al hombre como un animal cuya razón está un escalón por encima del resto de animales. 

 
Así pues, es evidente que la ciudad es por naturaleza anterior al individuo; […]. Y el que no puede vivir en comunidad, o no necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, sino una bestia o un dios.

En todos existe por naturaleza la tendencia hacia tal comunidad, […]. Pues así como el hombre perfecto es el mejor de los animales, así también, apartado de la ley y de la justicia, es el peor de todos. (En Política, I, 1253b14-15 (Traducción de Manuela García Valdés)).


El hombre al que se ha arrancado su modo de ser político es como el esclavo, como el animal o como el zombie. O como diría Aristóteles: un dios o la peor bestia parda de todas. 

 

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