jueves, 18 de abril de 2013

El homo œconomicus y la razón animal


La idea de homo œconomicus es un constructo teórico que fue desarrollado en el siglo XIX dentro del campo de la Economía política. El homo œconomicus hace referencia a un tipo de sujeto concebido como si se tratase de una unidad individual dotado de un tipo de racionalidad capaz de gestionar calculadamente el medio entorno en el que está inserto, eligiendo de qué manera actuar siempre en relación a la utilidad y beneficio que pueda otorgarle su acción en cada momento. El tipo de racionalidad puesta en marcha por este tipo de sujeto, y tal y como se defiende desde la teoría del homo œconomicus, es una racionalidad más cercana a lo que Aristóteles denominaba alma sensitiva que a una racionalidad propiamente humana, pues los sujetos económicos se guiarían más por la maximización de las satisfacciones a corto plazo –satisfacciones que remiten al modo de ser animal del hombre–. El hombres, al ser identificado con el homo œconomicus se desprende de su modo de ser estrictamente antropológico, de su estatuto de sujeto pues este estatuto es negado en favor de una racionalidad animalizada[1]. De esta manera, y sólo de esta manera, el individuo propio del neoliberalismo, concurre libremente al mercado, guiado por la necesidad y por el deseo de satisfacer sus necesidades, convertido en consumidor soberano y productor de lo mismo que consume, vida, maximizando mundanamente su utilidad a la vez que maximiza la ultilidad del mercado. En este viaje de dos direcciones, el hombre se convierte, al igual que los comportamientos del mercado, en un ser susceptible de someterse a cálculos, pues su racionalidad sensitiva y su conducta siguen unos principios –teóricamente– cuantificables, predecibles y producibles. El hombre, convertido en un ser que maximiza su satisfacción siguiendo la función de utilidad, es un elemento gestionable en su existencia, y calculable en su acción.

Por lo tanto, comprobamos que no es paradójico el hecho de relacionar la idea de un sujeto racional, tal y como es el homo œconomicus, con la realidad de un sujeto animalizado, al que identificamos con la materia descualificada. La forma en la que nosotros trazamos el desplazamiento entre la racionalidad económica y la cualidad informe de un sujeto producido propio del capitalismo neoliberal, y necesario para su recurrencia, tiene su base en la concepción foucaultiana del mercado como lugar de veridicción.


[1] Al identificar mercado y vida, el rasgo racional del hombre desaparece y se transforma en algo tan biológico como es el movimiento reiterado y constante que supone la satisfacción de las necesidades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario