jueves, 18 de abril de 2013

Es momento para una café... Y una cita.



“Cuando la inercia sustituye al primer motor (o, como quizás habría que decir mejor: cuando lo desaloja), la potencia queda abandonada a sí misma, convertida en un movimiento sin fin (es decir, puramente mecánico), en un apetito insaciable que sólo se alimenta de sí mismo, en un deseo que ya no es anhelo de un objeto sino dinámica ilimitada y vacía que ningún objeto puede satisfacer (y que avanza de frustración en frustración hasta ocupar el mundo, siempre con la experiencia de una “próxima vez” perpetuamente desplazada, al no tener fin final alguno con respecto al cual considerarse exitosa o fracasada). Este reinado de la potencia y de la inactualidad sería el reinado de la indeterminación, de la materia amorfa que el intercambio generalizado torna universalmente equivalente y la tecnología hipertrofiada convierte en cuerpo infinitamente moldeable, domesticable y manipulable a voluntad, pero a una voluntad que no sería ya sino voluntad de voluntad, que inhibe toda actualidad y toda acción, que conseguiría que el amor se trocase en autoconsumo animal y violento. Sin un dios inmóvil que señale un fin al movimiento y un límite a la potencia, la actualidad pierde su primado y la realidad toda se convierte en realidad potencial o virtual […].”
José Luís Pardo, "Las desventuras de la potencia", en LOGOS. Anales del Seminario de Metafísica, Vol.35, 2002.

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