martes, 7 de mayo de 2013

Apunte sobre la dualidad del padre Mariana

La figura de Juan de Mariana resulta controvertida pues convergen dos líneas de pensamiento que, postriormente, derivarán hacia posiciones enfrentadas. 
 
Por un lado, Mariana niega el principio de soletus legibus, privilegio del que disfrutaban los monarcas, similar a la inimputabilidad que se aplica sobre nuestro actual Rey (e Infantas). En este sentido, Juan de Mariana defendía la necesidad de la existencia de una limitación al poder. Tanto el como toda una tradición de pensadores españoles –y esto no es baladí, como veremos más adelante– reivindicaron que, frente a ese principio de soberanía ilimitada, debía situarse un conjunto de instituciones articuladas por el derecho, que servirían de control al poder monárquico, evitando la tiranía. En este sentido, podemos afirmar que el padre Mariana fue un defensor de esa razón de Estado limitada recogida por Foucault. De hecho, Mariana fue un defensor de los principios de resistencia y de rebeldía contra aquél monarca que se extralimitase en su acción gubernamental. Pero es en su obra económica donde podemos ver una segunda convergencia con otra ideología, el liberalismo e, incluso el neoliberalismo. 
 
Mariana fue un gran exponente del pensamiento monetario castellano del siglo XVII. Dicho brevemente, el jesuita consideraba que el dinero que poseía una persona era propiedad suya, por lo tanto, las intervenciones que se realizaban desde el poder, en forma de impuestos, al asfixiar al pueblo restándole poder adquisitivo, no eran otra cosa que una reducción de los derechos individuales. Como puede apreciarse, la vinculación de Juan de Mariana con el pensamiento liberal, y posteriormente con el pensamiento neoliberal, va quedando clara. Como el derecho, la propiedad privada y el consentimiento –soberanía– eran los límites legítimos que se imponían a la acción gubernamental, Mariana consideraba que sólo los súbditos podían estar felices si el Estado no intervenía en las políticas monetarias, causantes de descontento, deslegitimidad y empobrecimiento. Y así lo hizo constar en su crítica a las políticas monetarias puestas en marcha bajo el reinado de Felipe III. Como hemos podido comprobar, la figura de Juan de Mariana acompaña el recorrido histórico demarcado por Foucault, desde la razón de Estado hasta la nueva gubernamentalidad neoliberal. Por eso no es de extrañar que Mariana sea una figura reivindicada tanto por conservadores, como por progresistas y por neoliberales. De hecho, uno de los más influyentes think tank liberal lleva su nombre.
 
Para leer al padre Mariana:
Mariana, J., Del Rey y de la Institución real, BAE, vol.31, Madrid, 1950.

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